Resumen :
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La Vida Religiosa tiene la oportunidad de redescubrirse a sí misma al entrar en contacto con otras tradiciones religiosas y constatar que también existe en ellas la llamada al Absoluto. Esta vocación compartida a vivir lo Esencial permite un encuentro libre y hondo entre ellas porque no hay nada que perder y mucho que ganar en este diálogo en el que podemos practicar la hospitalidad sagrada. Abriéndonos al Dios que está más allá y más acá de todo, la Vida Religiosa puede testimoniar tanto en el interior de la comunidad cristiana como en relación con las demás religiones que el camino de Jesús, el Señor pobre y humilde, nos hace soberanamente libres y capaces, como él y desde él, de un amor más universal.
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