Resumen :
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El célibe está llamado a vivir intensamente su afectividad. Pero de la misma manera que hay una afectividad propia de madre y otra de hijo, una de novio y otra de esposa, etc., así mismo hay una afectividad propia del célibe. ¿En qué consiste? ¿Cómo se vive y se desarrolla esta afectividad de célibe en la vida de comunidad y en las relaciones mixtas y muy vinculantes de la misión? ¿Cómo se encarna en la historia humana la afectividad del célibe? A ello intenta responder José Luis Pérez, adsis.
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