Resumen :
|
La cristología es el origen histórico, el fundamento permanente y el principio generador de todos los demás tratados teológicos. Con ella están en pie o caen la fe, la Iglesia y la teología. Cristo es el pionero y consumador de la fe; el fundamento, la forma y el futuro del cristianismo. Él es la esperanza del mundo. Jesús de Nazaret fue acreditado por Dios con palabras y milagros, con la resurrección y el don del Espíritu. Su historia, mensaje y destino engendraron la fe en quienes lo reconocieron como Mesías de Israel, Salvador del mundo, Señor de la Iglesia y del cosmos, Hijo de Dios. El Nuevo Testamento con su diversidad de autores, géneros literarios y contextos nos relata el origen, interpreta el sentido y trasmite el testimonio normativo de la fe en él (cristología bíblica). Ese mismo Jesús-Cristo se ha seguido dando a conocer en la Iglesia como viviente y vivificador por la acción de su Santo Espíritu y mediante la reflexión de los creyentes en el encuentro con las culturas sucesivas (cristología histórica). La fe en Cristo muestra su coherencia interna a la vez que su significación salvífica en relación con la racionalidad contemporánea, proponiéndose en anuncio y sistema; como hecho particular generador de verdad, sentido y salvación universales, a la vez que como don permanente de Dios. Así surge una nueva concepción del hombre, del mundo y de Dios (cristología sistemática).
|